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.Amor, amor, dale con el amor, qué sabrá de amor un hombre que la noche de bodas se da media vuelta y si te he visto no me acuerdo, que una humillación así no la olvidaré por mil años que viva, cariño, y perdona mi franqueza, que ahora lo que vais a pretender es que por amor a la cizaña dejemos perder el trigo, cuando lo que hay que amar es al trigo, botarate, y por amor a él arrancar la cizaña y quemarla luego, aunque nos duela.Una poquita de Inquisición nos está haciendo buena falta, créeme, yo lo pienso muchísimas veces, que si la bomba atómica esa la perfeccionasen de tal modo que pudiera distinguir, que ya sé que es una bobada, pero bueno, y matase sólo a los que no tienen principios, el mundo quedaría como una balsa de aceite, ni más ni menos, ni menos ni más.Pero ya sé que por un oído te entra y por otro te sale, figúrate si te conoceré, si nunca me has hecho caso, Mario, cariño, jamás de los jamases, ni siquiera cuando te advertía que eran días malos, tú a lo tuyo, “no mezclemos las matemáticas en esto”, “no seamos mezquinos con Dios”, dale, claro que yo como un palo, a ver qué esperabas, encima, y que digas que Dios nos ha tenido de su mano, que no soy de tener muchos hijos, por lo que sea, que si yo soy una de esas artesanas conejas que los echan a pares, para qué te voy a contar.Siempre fuiste muy tuyo, calamidad, tú y sólo tú, ya lo ves, ni a Antonio le hiciste caso cuando te llamó al orden, que no es decir que hay esta razón o la otra, nada, cabezonadas, que el expediente te lo ganaste a pulso, hijo, y si no te dejaron en la calle fue por verdadero milagro, que aún me duelen las rodillas de rezar, no creas que es mentira, que se me deformaron y todo.Y no me vengas con que Antonio, que Antonio, lo mires por donde lo mires, no podía hacer otra cosa, Mario, que él, mal que te pese, te había llamado al orden anteriormente, no lo negarás, y si un alumno fue a quejarse, cosa que aquí, para inter nos, no me choca nada, a él no le quedaba otro remedio que dar cuenta a Madrid.En sustancia, lo que te he dicho mil veces, que vosotros os creéis que esto es un circo donde cada cual puede hacer lo que le dé la gana y estáis muy equivocados, aquí igual que en casa, la misma cosa, con la salvedad de que en lugar de los padres es la autoridad, pero siempre debe haber uno que diga esto se hace y esto no se hace y ahora todo el mundo a callar y a obedecer, únicamente así pueden marchar las cosas.Ya le oyes a papá, cuando la República un guirigay, no había quien se entendiese, que ¿por qué?, hijo mío no seas cerril, pues porque no había autoridad, que para que te hagas una idea, es lo mismo que si un día les decimos a Mario, Menchu, Álvaro, Borja y Aran, hala, comer lo que queráis, chillar a vuestro antojo, acostaros a la hora que os dé la gana, sois los amos de la casa, mandáis lo mismo que papá y mamá, ¿imaginas el desbarajuste? Si es de sentido común, Mario, no hacen falta unas luces especiales para comprenderlo, ya ves Higinio Oyarzun el otro día, “para que un país marche, disciplina cuartelera”, que ya sé que Oyarzun no es santo de tu devoción, pero el mismo Antonio, tanto que dices, que tú te piensas que él disfrutó, ni hablar, pasó unos días malísimos, me consta, por Valen, si lo quieres saber, si hasta vino a verme, “me duele más que hacérmelo a mí mismo, Carmen”, me decía, dime si no es de agradecer una cosa así, que, por otra parte, te pones a ver, y más razón que un santo que lo que dijiste no era para menos, al demonio se le ocurre, que si no es un sacrilegio poco le faltará, ya ves tú, que se os calienta la boca y ya no sabéis lo que decís.Y todavía da gracias a Vicente, que a Valen la dices que ruede por nosotros y rueda, ya la conoces, que si te ponen otro instructor o como se diga, vas arreglado, pero Valen es un encanto, ¡yo la quiero…! Y que es una mujer que está en todo, no me digas, hasta de álgebra entiende, que no la va, fíjate, eso sí, una vez por semana a Madrid a que la limpien el cutis, que así tiene ella el cutis que tiene, ¡una maravilla!, yo la quiero horrores, dices tú, ¡claro que se la nota!, nadie sabe la porquería que puede almacenar el cutis hasta que no se limpia una vez, ¡de no creerlo!XIVCuando dos hermanos habitan el uno junto al otro y uno de los dos muere sin dejar hijos, la mujer del muerto no se casará con un extraño; su cuñado irá a ella y la tomará por mujer
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IndexCervantes Saavedra, Miguel de Cervantes NOVELAS EJEMPLARES
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