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.A lo cual Rincón respondió:-El ejercicio ya está dicho, pues venimos ante vuesa merced; lapatria no me parece de mucha importancia decilla, ni los padrestam-poco, pues no se ha de hacer información para recebir algúnhábito honroso.A lo cual respondió Monipodio:-Vos, hijo mío, estáis en lo cierto, y es cosa muy acertada encubrireso que decís; porque si la suerte no corriere como debe, no esbien que quede asentado debajo de signo de escribano, ni en ellibro de las entradas: "Fulano, hijo de Fulano, vecino de tal parte, taldía le ahorcaron, o le azotaron", o otra cosa semejante, que, por lomenos, suena mal a los buenos oídos; y así, torno a decir que esprovechoso documento callar la patria, encubrir los padres y mudarlos propios nombres; aunque para entre nosotros no ha de habernada encubierto, y sólo ahora quiero saber los nombres de los dos.Rincón dijo el suyo y Cortado también.-Pues, de aquí adelante -respondió Monipodio-, quiero y es mivoluntad que vos, Rincón, os llaméis Rinconete, y vos, Cortado, 15Cortadillo, que son nombres que asientan como de molde a vuestraedad y a nuestras ordenanzas, debajo de las cuales cae tenernecesidad de saber el nombre de los padres de nuestros cofrades,porque tenemos de costumbre de hacer decir cada año ciertasmisas por las ánimas de nuestros difuntos y bienhechores, sacandoel estupendo para la limosna de quien las dice de alguna parte de loque se garbea; y estas tales misas, así dichas como pagadas, dicenque aprovecha[n] a las tales ánimas por vía de naufragio, y caendebajo de nuestros bienhechores: el procurador que nos defiende,el guro que nos avisa, el verdugo que nos tiene lástima, el que,cuando [alguno] de nosotros va huyendo por la calle y detrás le vandando voces: ''¡Al ladrón, al ladrón! ¡Deténganle, deténganle!'', unose pone en medio y se opone al raudal de los que le siguen,diciendo: ''¡Déjenle al cuitado, que harta mala ventura lleva! ¡Allá selo haya; castíguele su pecado!'' Son también bienhechoras nuestraslas socorridas, que de su sudor nos socorren, ansí en la trena comoen las guras; y también lo son nuestros padres y madres, que nosechan al mundo, y el escribano, que si anda de buena, no hay delitoque sea culpa ni culpa a quien se dé mucha pena; y, por todosestos que he dicho, hace nuestra hermandad cada año suadversario con la mayor popa y solenidad que podemos.-Por cierto -dijo Rinconete, ya confirmado con este nombre-, que esobra digna del altísimo y profundísimo ingenio que hemos oído decirque vuesa merced, señor Monipodio, tiene.Pero nuestros padresaún gozan de la vida; si en ella les alcanzáremos, daremos luegonoticia a esta felicísima y abogada confraternidad, para que por susalmas se les haga ese naufragio o tormenta, o ese adversario quevuesa merced dice, con la solenidad y pompa acostumbrada; si yano es que se hace mejor con popa y soledad, como también apuntóvuesa merced en sus razones.-Así se hará, o no quedará de mí pedazo -replicó Monipodio.Y, llamando a la guía, le dijo:-Ven acá, Ganchuelo: ¿están puestas las postas?-Sí -dijo la guía, que Ganchuelo era su nombre-: tres centinelasquedan avizorando, y no hay que temer que nos cojan desobresalto. 16-Volviendo, pues, a nuestro propósito -dijo Monipodio-, querríasaber, hijos, lo que sabéis, para daros el oficio y ejercicio conformea vuestra inclinación y habilidad.-Yo -respondió Rinconete- sé un poquito de floreo de Vilhán;entiéndeseme el retén; tengo buena vista para el humillo; juego biende la sola, de las cuatro y de las ocho; no se me va por pies elraspadillo, verrugueta y el colmillo; éntrome por la boca de lobocomo por mi casa, y atreveríame a hacer un tercio de chanza mejorque un tercio de Nápoles, y a dar un astillazo al más pintado mejorque dos reales prestados.-Principios son -dijo Monipodio-, pero todas ésas son flores decantueso viejas, y tan usadas que no hay principiante que no lassepa, y sólo sirven para alguno que sea tan blanco que se dejematar de media noche abajo; pero andará el tiempo y vernoshemos: que, asentando sobre ese fundamento media docena deliciones, yo espero en Dios que habéis de salir oficial famoso, y aunquizá maestro.-Todo será para servir a vuesa merced y a los señores cofrades -res-pondió Rinconete.-Y vos, Cortadillo, ¿qué sabéis? -preguntó Monipodio.-Yo -respondió Cortadillo- sé la treta que dicen mete dos y sacacinco, y sé dar tiento a una faldriquera con mucha puntualidad ydestreza.-¿Sabéis más? -dijo Monipodio.-No, por mis grandes pecados -respondió Cortadillo.-No os aflijáis, hijo -replicó Monipodio-, que a puerto y a escuelahabéis llegado donde ni os anegaréis ni dejaréis de salir muy bienaprovechado en todo aquello que más os conviniere
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